El mejor modo de predecir el futuro es: inventándolo.
Hay ciertas cosas tan importantes en la vida de una empresa, que solo una persona puede hacerlas, el director general.
Podría hablar de cientos de actividades que cualquier director general debería de hacer, sin embargo, desde mi punto de vista son solo pocas las responsabilidades del director general pero tan trascendentes, que, si no las realiza, el futuro y la permanencia de la empresa se ponen en entredicho.
La primera cosa que debe hacer el director general, es definir la dirección de la empresa. Esto se refiere a definir las características (valores) que deben tener todos los colaboradores para participar en la empresa.
La dirección se refiere también, a los objetivos de rentabilidad (EBITDA), para el presupuesto anual, así como para el crecimiento en el corto y mediano plazo.
La segunda cosa que debe hacer el director general es asegurarse que todas las actividades o procesos estén regulados por políticas y procedimientos y que estas políticas y procedimientos sirvan como base para medir el desempeño de la compañía y de los colaboradores.
La tercera cosa que debe hacer el director general es, asegurarse de que existan los recursos suficientes para operar la empresa, revisar la rentabilidad de manera periódica.
Debe estar al tanto de la evolución de la economía del país y los vaivenes de los precios de los materiales, Debe conocer periódicamente el comportamiento del mercado y la situación económica de los clientes y proveedores, en pocas palabras debe tener un conocimiento anticipado de las ventas, costos y gastos para actuar en consecuencia y tomar decisiones para enderezar el barco o en su defecto para apuntalar el crecimiento planeado.
Y finalmente la cuarta cosa que debe hacer el director es mantener y convencer a los colaboradores de alcanzar los objetivos establecidos.
Para cumplir con esta responsabilidad, debe establecer y mantener una cultura tal que, mantenga satisfechos a todos en la empresa, tanto por los logros de la empresa como por los logros personales y de esta manera abonar en la permanencia y la lealtad.
Por supuesto que, en el proceso de todas estas responsabilidades, se pueden generar roces y conflictos, y de ahí que el director general debe tomar el rol de arbitro y convencer de la razón a todos los que no están convencidos.
Los equipos efectivos NO NACEN se construyen con cada conflicto superado.
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